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martes, 15 de junio de 2010

Problemitas por allí, problemitas por allá.

Los problemas del día a día están presentes en todos los hogares del mundo sin importar si eres pobre o rico, vives en España o en Australia, o te gusta más el helado de chocolate que el de nata, está claro.
¿Cómo interpretamos los problemas?. Esa es una seria duda que se nos plantea a lo largo de nuestras vidas, y es cierto que, aunque sea algo tan común, no es fácil encontrarle respuesta.
Hay diferentes formas de interpretar un problema, puedes tomártelo como un aprendizaje y de ello madurar o quizás tomártelo como un problema sin más y resignarte a aceptarlo e intentar seguir hacia delante.
Bien, analicemos por partes:
-Si te lo tomas como un aprendizaje y de ello maduras, es lo ideal aparentemente. Consigues de algún modo protegerte ante futuros conflictos que se te planteen, y eso naturalmente, es bueno. Quizás delante de algunos problemas es mejor no madurar de ellos, pero si os soy sincera, no se cual es el tipo de éstos últimos, yo creo que lo mejor es aprender, aunque respeto la opinión del que piense lo contrario.
-Si te lo tomas como lo que es, un problema y lo aceptas, a mi parecer pierdes mucho. A simple vista puedes preguntarte que por qué digo eso, pero... sinceramente, como todo, tiene una parte oculta. Cuando te resignas a aceptar algo y acatas, por llamarlo de alguna manera, su orden, estás sometiéndote al error del que ha surgido el problema, te infravaloras y echas a perder todo el esfuerzo que hayas empeñado...

¿qué es mejor?.
Esto es solo una opinión pero, de alguna manera representa a lo que la mayoría de seres racionales de este mundo opinan... no creo que a las personas les guste someterse a algo, sin que importe su opinión o pensamiento.
Si no estás de acuerdo conmigo, no tengo inconveniente, pero piénsatelo.


Sara Maceira Gutiérrez.
ARG.

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